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Efectos que produce el alcohol sobre la conducción.

La acción del alcohol que interesa desde el punto de vista de la Seguridad Vial, es la referente al sistema Nervioso, pues de ella dependen las modificaciones en las aptitudes y comportamientos del conductor.

Aunque pueda sorprender a quienes no conocen el tema, el alcohol es un depresor del Sistema Nervioso Central, en el que actúa como un anestésico, similar en sus funciones a los anestésicos generales utilizados en medicina y actúa a todos los niveles del Sistema Nervioso, comenzando en el cerebro y continuando por porciones más inferiores según aumenta la cantidad de alcohol en sangre. El alcohol que llega al cerebro actúa sobre éste y desorganiza y desestabiliza su funcionamiento.
La aparente estimulación ejercida por el alcohol es una depresión de los mecanismos de control inhibitorios del cerebro.

En general, los efectos del alcohol sobre el sistema nervioso central son proporcionales a su concentración en sangre, si bien son más notables cuando la alcoholemia se eleva que cuando decrece.

Los efectos más importantes del alcohol, según su nivel en sangre, son:

  • Niveles de alcoholemia de hasta 0,8 gramos por litro:
    • Se alterarán los movimientos de los ojos, dificultándose el seguimiento de los objetos en movimiento del entorno.
    • Generalmente el sujeto se muestra más desinhibido, más afable, eufórico y optimista y con una menor capacidad de juicio.
    • Se alarga el tiempo de reacción; tiempos de reacción más lentos.
    • En estudios en circuito cerrado, se observan variaciones en el control de la dirección, en el uso del freno y en el seguimiento de la trayectoria correcta respecto a los sujetos con niveles negativos de alcoholemia.
  • Niveles de alcoholemia por encima de 0,8 gramos por litro:
    • Se acentúan y manifiestan las modificaciones en la visión, alterándose también el campo de visión, la acomodación al mirar objetos a distintas distancias y la capacidad de mantener fija la mirada en un punto durante breve tiempo.
    • Se altera el comportamiento: pueden aparecer modificaciones en la apatía, la falta de atención y la somnolencia.
    • La respuesta ante situaciones imprevistas se hace deficiente, aumentando considerablemente el tiempo de reacción y disminuyendo en general los reflejos.
    • Con niveles superiores a 2 gramos por litro, se hace muy difícil la conducción, aunque el individuo puede no reconocer aún abiertamente su ineptitud para manejar un vehículo.
    • Por encima de 4 gramos por litro, disminuyen progresivamente las funciones vitales hasta provocar la muerte.
  • En definitiva, el alcohol es incompatible con una conducción segura, fundamentalmente porque:
    • Crea un falso estado de euforia, seguridad, optimismo y confianza en sí mismo.
    • Disminuye los reflejos, aumentando el tiempo de reacción.
    • Disminuye la visión y la percepción, reduciendo el campo visual.
    • Disminuye la capacidad de movimientos.
    • Modifica las capacidades mentales de:
      • Juicio.
      • Razonamiento.
      • Atención y concentración.
      • Estado de ánimo.
    • Produce sueño y fatiga.
    • Aumenta la despreocupación, la temeridad y la agresividad.
    • Falsea la correcta apreciación de distancias y velocidades.
    • Modifica la apreciación o valoración del riesgo y aumenta el riesgo de que se produzcan accidentes.
    • El estado de euforia, seguridad, optimismo y confianza en sí mismo, lleva al conductor a sobrevalorar sus propias capacidades, a un exceso de confianza en sí mismo y a despreciar el peligro.
    • El aumento del tiempo de reacción se refleja en que, si el conductor está bajo los efectos del alcohol, ese tiempo normal de reacción se alarga y, por consiguiente, aumenta la distancia recorrida desde que el conductor percibe la señal o el peligro hasta que actúa sobre los mandos del vehículo, ya que la transmisión de las órdenes del cerebro a pies y manos se hace más lenta, se frena más tarde.
    • La reducción en la visión normal se manifiesta en que:
      • Se deterioran los movimientos habituales de los ojos, que permiten el normal reconocimiento de los objetos del entorno.
      • Provoca la aparición de otros movimientos oculares, no habituales, que pueden entorpecer la visión.
      • Se reduce la visión periférica (el campo visual), sobre todo cuando se requiere dividir la atención entre dos estímulos visuales que precisen ser analizados simultáneamente, lo que constituye una situación constante a lo largo de la conducción de vehículos.
    • La apreciación de distancias y velocidades resulta falseada porque, como se ha dicho, el alcohol afecta al sentido de la vista y es fundamentalmente a través de los ojos por donde se perciben las distancias y la velocidad.
    • La modificación en la apreciación o valoración del riesgo se manifiesta en que el conductor pierde la autocrítica, aumenta la osadía y sobrevalora sus propias capacidades, lo que le lleva a despreciar los riesgos y peligros.

Continuar con el tema del alcohol:


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